La antesala de los Latin Grammy 2025 promete una contienda de alto calibre entre nombres consagrados y nuevas apuestas musicales. La ceremonia, que celebrará su 26.ª edición el 13 de noviembre en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, regresa al epicentro del espectáculo mundial con una mezcla equilibrada de renovación y tradición.
En las categorías menos mediáticas, pero de enorme peso artístico —salsa y jazz latino—, los críticos coinciden en que este año la competencia será especialmente reñida. Sus pronósticos apuntan a una edición marcada por la madurez creativa y la búsqueda de nuevas sonoridades.
En el apartado de salsa, la disputa se perfila entre históricos y renovadores. Rubén Blades, junto a Roberto Delgado y su orquesta, parte como gran favorito con Fotografías, un trabajo que revisita su legado desde una mirada contemporánea. Frente a él, Gilberto Santa Rosa reafirma su vigencia con Debut y segunda tanda, Vol. II, mientras Los Hermanos Rosario sorprenden con Infinito positivo, un giro audaz que los lleva del merengue al territorio salsero. Para varios analistas, Blades reúne los méritos para imponerse, aunque la osadía y frescura de Rosario merecerían reconocimiento.
En el terreno del jazz latino, los maestros cubanos vuelven a marcar la pauta. Paquito D’Rivera llega con La Fleur de Cayenne, un álbum de impecable factura que consolida su leyenda. Chucho Valdés, con Cuba and Beyond, presenta una propuesta expansiva que trasciende fronteras estilísticas, mientras el brasileño Hamilton de Holanda sorprende con Live in NYC, un directo vibrante que amplía el lenguaje del género. Aunque los pronósticos favorecen a D’Rivera, la crítica ve en De Holanda la frescura capaz de alterar el resultado final.
Más allá de los nombres y las estatuillas, estas dos categorías reflejan el pulso creativo de la música latinoamericana en su vertiente más sofisticada. Mientras los focos se preparan para los grandes géneros comerciales, la salsa y el jazz latino demuestran que el Latin Grammy sigue siendo un espacio donde la excelencia técnica y la identidad cultural convergen.

