El Teatro Nacional de Santo Domingo vibró este fin de semana con “Celia Vive: El Musical”, una ambiciosa producción que rinde homenaje al legado de Celia Cruz en el centenario de su nacimiento. La obra, protagonizada por la cantante cubana Lucrecia, llenó la sala principal con una mezcla de música, emoción y memoria que conectó profundamente con el público.
Durante casi dos horas, Lucrecia se transformó en Celia Cruz sobre el escenario. Su interpretación fue aclamada por la crítica y el público, destacando su capacidad para encarnar la voz, la energía y el carácter inconfundible de la artista. El musical repasó los momentos clave de la vida de Celia, desde sus inicios en La Habana hasta su consagración internacional, sin eludir el dolor del exilio o la pérdida familiar.
La puesta en escena fue dirigida por Gonzalo Rodríguez, autor también del guión original. La producción corrió a cargo de Vibra Productions, con Billy Hasbún al frente y la asistencia de Aidita Selman. El acompañamiento musical fue con una orquesta en vivo, bajo la dirección de Javier Concepción, y el diseño estético incluyó un cuidado trabajo de maquillaje y vestuario dirigido por Marcos Mere.
Figuras del teatro dominicano como Yelidá Díaz, Lidia Ariza y Ramón Emilio Candelario formaron parte del elenco, aportando solidez actoral al relato. El espectáculo incluyó proyecciones multimedia con imágenes inéditas de la cantante y una cuidada coreografía que sumó dinamismo al montaje.
Entre los asistentes destacó la presencia del expresidente Leonel Fernández, así como artistas y representantes del mundo cultural dominicano. Medios locales e internacionales se hicieron eco del evento, destacando su calidad artística y el fervor del público asistente.
“Celia Vive” no es solo un tributo musical. Se trata, sobre todo, de un acto de memoria cultural. Un homenaje que celebra no solo la carrera de Celia Cruz, sino su impacto en generaciones enteras de latinos. Su legado sigue vivo.