Celia Cruz


Nacimiento: 21 de octubre de 1925, La Habana, Cuba. Fallecimiento: 16 de julio de 2003, New Jersey, USA.
Conocida mundialmente como “La Reina de la Salsa”, fue una de las artistas más influyentes de la música latina del siglo XX. Nacida como Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso en la capital cubana, su poderosa voz, carisma arrollador y estilo inconfundible la convirtieron en un ícono cultural que trascendió fronteras y generaciones.
Creció en un hogar modesto en el barrio de Santos Suárez, rodeada de la rica tradición musical cubana y africana. Desde pequeña mostró un talento natural para el canto, que cultivó en concursos de barrio y más tarde en la Escuela Nacional de Música. Aunque su familia prefería que siguiera una carrera más conservadora, Celia eligió el camino de la música, y no tardó en destacarse por su energía escénica y timbre único.
Su gran salto llegó a finales de los años 40, al integrarse al legendario conjunto Sonora Matancera, donde permaneció más de una década. Allí ganó popularidad en toda América Latina y fue bautizada como “La Guarachera de Cuba” por su dominio de géneros tradicionales como la guaracha y el guaguancó. Sin embargo, tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Celia decidió no regresar a su país y se exilió en Estados Unidos, una decisión que marcaría el rumbo de su vida y su carrera.
En Nueva York, en plena efervescencia del movimiento salsero, Celia se integró a la Fania All-Stars, de la mano de Johnny Pacheco, consolidando su estatus como la voz femenina más importante de la salsa. Su estilo único fusionaba la herencia cubana con la fuerza de los ritmos caribeños y el sabor neoyorquino. Temas como “Quimbara”, “Bemba Colorá”, “La Vida es un Carnaval” y su inseparable grito de “¡Azúcar!” la convirtieron en una leyenda viva.
A lo largo de su carrera, Celia Cruz grabó más de 70 discos y recibió múltiples galardones, incluidos Premios Grammy y Premios Lo Nuestro. Fue reconocida no solo por su talento vocal, sino también por su extravagante estilo, sus pelucas coloridas y trajes brillantes, que la convirtieron en un ícono visual además de musical. Siempre transmitió alegría, fuerza y orgullo por sus raíces afrolatinas, representando con dignidad a su Cuba natal desde el exilio.
Celia Cruz falleció en Nueva Jersey, a los 77 años, dejando un legado inmenso. Su influencia perdura en cada rincón donde suena la salsa, en la voz de nuevos artistas y en la memoria colectiva de quienes vieron en ella una embajadora de la cultura latina. Más allá de los escenarios, Celia fue símbolo de resistencia, identidad y alegría. Su vida fue, y sigue siendo, un canto a la libertad y a la pasión por la música.