Willie Colón

Willie Colón no necesita muchas presentaciones: es uno de los grandes arquitectos del sonido salsero tal y como lo conocemos hoy. Con raíces puertorriqueñas muy presentes, creció rodeado de ritmos latinos en los barrios del Bronx. Desde adolescente se enganchó al trombón, un instrumento poco habitual para una estrella de la salsa, y con apenas 17 años ya grababa su primer disco, El Malo, para el legendario sello Fania.

Su alianza con Fania Records fue clave para catapultar su carrera y, de paso, redefinir el género. En poco tiempo, Colón se convirtió en uno de los referentes de la llamada «salsa urbana», un estilo que mezclaba sonoridades afrocaribeñas con jazz, soul y un toque muy neoyorquino. Su música no era solo para bailar: también tenía mensaje, con letras que hablaban de la calle, la identidad y la lucha social.

Una de las etapas más brillantes de su carrera fue la que compartió con Héctor Lavoe, una dupla mítica que dejó álbumes fundamentales como El Juicio, De Ti Depende o Comedia. Mientras Lavoe ponía la voz rota y carismática, Colón se encargaba de moldear un sonido crudo, moderno y lleno de swing. Juntos lograron conectar con una generación de jóvenes latinos que buscaban su sitio en una ciudad compleja y cambiante.

Pero Colón no se quedó anclado en esa fórmula. Con el tiempo amplió horizontes, tanto musicales como personales. Produjo a otros artistas, exploró otros géneros e incluso se involucró en política y activismo social. Siempre ha sido un tipo inquieto, con una visión clara de lo que la música puede llegar a representar más allá del entretenimiento.

Más de cinco décadas después de su debut, Willie Colón sigue siendo un referente incuestionable. Su legado no solo está en los discos que siguen sonando en fiestas y radios, sino también en la forma en que ayudó a moldear la identidad latina en EE. UU. a través de la música. Si la salsa es algo más que ritmo, él tiene buena parte de la culpa.

Y aunque se le ha visto menos en los escenarios en los últimos años, su figura sigue muy presente: en cada trombón que irrumpe con fuerza, en cada canción con mensaje, y en cada historia del barrio contada al ritmo de clave. Porque hay artistas, y luego están los que cambian el juego. Willie Colón es de esos últimos.