Ray de la Paz

Biografías Échale Salsita Radio

Nacimiento: 20 de agosto de 1949, El Bronx, New York, USA.

Ray Hernández es una de esas voces que se adhieren a la memoria colectiva sin necesidad de estridencias. Su carrera es el testimonio de una salsa que, sin dejar de ser bailable, se atrevió a ser romántica, melódica y cercana. Con un fraseo cálido y una afinación impecable, Ray fue el intérprete ideal para una generación que buscaba letras con corazón y orquestaciones con elegancia.

Sus primeros pasos profesionales llegaron en los años 70, en un Nueva York efervescente y plagado de sonidos caribeños. Formó parte del grupo Ray Barretto y su Orquesta, pero su nombre empezó a cobrar peso cuando unió fuerzas con el pianista Louie Ramírez. Fue junto a él que Ray encontró su espacio más natural: el de las baladas transformadas en salsa, el de la canción romántica reinterpretada desde las claves afrolatinas.

Con Louie Ramírez firmó algunos de los trabajos más representativos de la llamada “salsa romántica”, incluso antes de que el término se volviera moda. Temas como Estar enamorado o Todo se derrumbó pusieron su voz en las pistas de baile y las emisoras de radio por igual, conquistando tanto a los salseros de vieja guardia como a un público más joven y melódico. Ray de la Paz cantaba como quien confiesa, sin afectación, con la naturalidad del que ha vivido lo que interpreta.

Más allá de las etiquetas, lo que distingue a Ray es su versatilidad sin escándalo. Nunca necesitó de gestos grandilocuentes ni de producciones aparatosas para brillar. Su fuerza radicaba en la claridad de su voz, en su capacidad de contar historias con sencillez y sentimiento. A lo largo de los años, ha sabido mantenerse activo y vigente, grabando nuevos materiales y manteniendo vivo un repertorio que aún hoy emociona.

En un género muchas veces dominado por la energía explosiva y la teatralidad, Ray de la Paz es la prueba de que también se puede conmover desde el equilibrio. Su legado no solo vive en las canciones que popularizó, sino en la escuela interpretativa que dejó: la de cantar con el alma sin perder el compás.