Pacho Alonso


Nacimiento: 22 de agosto de 1928, Santiago de Cuba, Cuba. Fallecimiento: 27 de agosto de 1982, La Habana, Cuba.
La música cubana ganó a uno de sus intérpretes más sinceros y carismáticos el día que Pacho Alonso decidió dejar su carrera como maestro y sus incursiones en el mundo del deporte a través del atletismo. A comienzos de los años 50, Pacho, dio un giro vital para abrazar con decisión el arte de cantar, ese arte que lo había acompañado desde la infancia con una naturalidad casi orgánica.
Ya desde joven, su inclinación musical era evidente: participando en cualquier acto escolar donde se necesitara una voz afinada y segura. En sus comienzos, casi como aficionado, encontró pronto en la radio y los pequeños escenarios santiagueros un espacio donde dejarse oír. En su adolescencia, comenzó a hacerse un nombre en emisoras como la legendaria CMKC y la Cadena Oriental de Radio, donde sus intervenciones como pronto dejaron entrever una vocación profunda, marcada por la pasión y el buen gusto.
En una visita como parte de una delegación deportiva, La Habana le abrió los ojos. El joven Pacho quedó fascinado por el bullicio cultural de la capital. Las emisoras de radio, los teatros y los centros nocturnos despertaron en él un deseo que ya no podría ignorar. En ese nuevo entorno, tuvo la fortuna de encontrarse con figuras fundamentales como Bebo Valdés y José Antonio Méndez, quienes, más que aconsejarlo, le sirvieron de catalizadores. Fue entonces cuando debutó profesionalmente en la emisora Mil Diez, en una etapa inicial aún marcada por la convicción política y cultural del momento.
Integró agrupaciones como las de Pancho Portuondo y Chepín Chovén, para luego consolidarse como vocalista principal en la jazzband del saxofonista Mariano Mercerón. Pero sería en 1954 cuando daría un paso decisivo: formar su propio conjunto, con el que comenzó a girar por todo el país y a grabar sus primeras producciones. Su estilo, una mezcla precisa de bolero íntimo y son festivo, se hizo reconocible enseguida. En 1957 se trasladó definitivamente a La Habana, donde su presencia en clubes nocturnos y la televisión lo convirtió en una figura habitual de la escena musical.
Pacho no solo fue cantante, fue también impulsor de su propio camino. Fundó el sello discográfico MOMO, desde el cual lanzó grabaciones que tuvieron un impacto considerable en las victrolas y radios de la isla. Su capacidad para interpretar lo tradicional sin volverlo predecible le permitió grabar con éxito temas de autores tan variados como Otilio Portal, Frank Domínguez, Ela O’Farrill, o Bobby Capó. Su conexión con el filin era evidente, aunque él supo siempre marcar una distancia personal, haciendo suyos los temas sin encasillarse en ningún molde.
La carrera de Pacho Alonso fue una constante afirmación de autenticidad. Su voz, sobria pero emotiva, elegante sin excesos, le permitió trascender modas y generaciones. Fallecido en 1982, dejó un legado sonoro que sigue siendo referencia obligada para los amantes del bolero, del son y de la canción cubana con alma. Porque en su caso, más que un cantante, fue un intérprete con causa: la causa del buen gusto y la fidelidad a sus raíces.