Cheo Feliciano


Nacimiento: 3 de julio de 1935, Ponce, Puerto Rico. Fallecimiento: 17 de abril de 2014, San Juan, Puerto Rico.
Cheo Feliciano no cantaba: acariciaba cada nota. Nacido en Santurce, Puerto Rico, en 1935, fue una de esas voces que se quedaban grabadas, no solo por su calidad vocal, sino por la emoción que transmitía en cada interpretación. Dueño de un estilo elegante y profundo, Cheo se convirtió en uno de los grandes referentes de la salsa y la música latina, especialmente durante las décadas de los 60 y 70.
Empezó desde abajo, con orquestas locales, hasta que dio el salto con Johnny Pacheco y su mítica orquesta La Perfecta. Allí, su voz cálida y serena empezó a llamar la atención del mundo salsero. Pero su gran explosión llegó como parte de las Fania All-Stars, ese colectivo de estrellas que cambió la historia de la salsa y que lo llevó a compartir escenario con leyendas como Lavoe, Rubén Blades o Willie Colón.
En 1966 se lanzó como solista y no tardó en dejar huella. Su primer álbum, que llevaba su nombre, traía temazos como Anacaona o El Ratón, que se volvieron clásicos instantáneos. Su fórmula era especial: mezclaba la energía salsera con la dulzura del bolero y un puntito de jazz. El resultado era único, sofisticado pero accesible, con una voz capaz de emocionarte en una balada o ponerte a bailar en un segundo.
A lo largo de su carrera, Cheo grabó más de 20 discos, y lo mejor es que nunca perdió la frescura ni la conexión con su público. Su capacidad para adaptarse a los tiempos sin traicionar su esencia lo mantuvo vigente durante décadas. Y no solo cantaba: también componía. Joyas como La Cima del Cielo o Yo Soy el Que Va salieron de su puño y letra.
Cheo fue, además, un ejemplo de lucha personal. Superó momentos duros relacionados con las adicciones, pero nunca se alejó de la música. Al contrario, la usó como refugio y como forma de seguir adelante. En 2004 recibió un merecido Grammy Latino por toda su trayectoria, aunque su verdadero premio fue el cariño constante del público latino en todo el mundo.
Murió en 2014, con 78 años, en un trágico accidente de tráfico. Su partida dejó un vacío enorme, pero su legado está más vivo que nunca. Porque hay voces que no se apagan con el tiempo. Y la de Cheo Feliciano, esa mezcla de dulzura y fuerza, sigue sonando en cada rincón donde la salsa tiene su sitio.